Sacando la derrota de las garras del triunfo

¿Qué mierda haría la discapacitada mentalmente lumpenburguesía de esta mierda de país sin el partido comunista? No le quedaría otra que andar planificando golpes de estado cada cinco años. Es el pecé el encargado de descomprimir la tensión de todo movimiento político antisistémico, sólo ellos pueden aburguesar hasta el más revolucionario escenario político.

– Ariel Zúñiga, Homos Jotosus, Humus de la derecha

La CONFECH y el Gobierno:
Una farsa inconclusa de un solo acto

CONFECH: Solicitamos educación gratuita y de calidad mediante una reforma tributaria y la recuperación de los recursos naturales.

GOBIERNO: Conforme con lo de “calidad” pero se rechaza todo el resto. La educación no sufrirá modificaciones en lo fundamental. Cambio y fuera.

CONFECH: Solicitamos la eliminación efectiva del lucro en la educación.

GOBIERNO: Negativo.

CONFECH: Solicitamos sacar la banca de la educación.

GOBIERNO: Negativo, pero ofrecemos parlamentos. Indiquen su conformidad.

CONFECH: Conforme con lo de los parlamentos, pero solicitamos garantías mínimas para que puedan prosperar.

GOBIERNO: Nada de condiciones.

CONFECH: Rechazamos el ofrecimiento mientras no se den las garantías mínimas requeridas.

Al rato…

GOBIERNO: Se mantiene el ofrecimiento del parlamento, rechazándose terminantemente cualquier garantía o condición previa.

CONFECH: Conforme con el diálogo incondicional y sin sentido, pero habrá que empezar a la brevedad.

FIN PROVISORIO

Sería casi cómico si la cuestión no fuera tan grave. Tras declararse dispuesta – sin consulta previa ni consenso de parte del movimiento que dice representar – a transar los ejes principales de las demandas del movimiento estudiantil chileno con tal de que el gobierno acepte unas condiciones mínimas para el diálogo, la cúpula de la CONFECH ha decidido transar las condiciones para entrar a transar las demandas. O sea que los dirigentes de la CONFECH ahora están metatransando.

La última vez que se mencionaron a Vallejo y Jackson en estas páginas, apenas habían rechazado las “mesas de diálogo” del Gobierno porque éste había rechazado garantías tan básicas como postergar los plazos de postulación a becas y créditos y de cierre del año, televisar las negociaciones para asegurar la transparencia, y congelar los proyectos de ley en materia de educación. Ayer la CONFECH cambió de rumbo y aceptó dialogar con el Gobierno tras recibir otra carta del ministro Bulnes cuyos ejes principales según La Tercera son los siguientes:

Los ejes de la carta enviada por Bulnes

1) El trabajo legislativo será revisado en cuanto a sus urgencias y ritmos de tramitación, con tal de incorporar en los proyectos de ley las definiciones que se tomen durante las mesas de diálogo.

2) Se asegura la transparencia del debate, a través de la publicación de actas públicas, «para que la ciudadanía pueda conocer los temas tratados y las posiciones de los participantes» , explica la carta.

3) El Mineduc tomará medidas para reprogramar el calendario académico de los establecimientos en toma. Asimismo, trabajará con el Cruch para ver el cierre del primer semestre en las universidades.

O sea que se mantiene el rechazo a la congelación de los proyectos de ley, ahora ablandecido por un “Vamos a ver lo que se puede hacer” sin garantía digna de tal denominación. Asimismo van a ver lo que se puede hacer respecto de los plazos, pero sin garantía alguna. Respecto de lo del debate televisado, el Gobierno no está dispuesto a ver lo que se puede hacer; contestó claramente con un “Ni cagando”, ofreciendo nada más de lo que se había ofrecido ya en la última carta rechazada por la CONFECH: publicar actas públicas sobre el debate, lo que es habitual de todos modos.

“Hemos debido interpretar las ambigüedades presentes en el último documento del Gobierno y acercarlas de forma real a las garantías que hemos planteado”, dijeron los voceros de la Confech en palabras de su vocero, Giorgio Jackson.

Pero de ¿qué ambigüedad estará hablando? La CONFECH exigió garantías muy claras, y no las recibió.

Cabe reiterar que las condiciones mínimas no eran la única cosa rechazada por el Gobierno de los 22% (cifra bruta). También rechazó la gratuidad, el fin al lucro, y habría rechazado también la recuperación de los recursos naturales y la reforma tributaria si estos elementos no hubiesen sido omitidos por la mesa ejecutiva CONFECH en sus 12 puntos “intransables”.

Y todo esto – claro está – se ha transado sólo para entrar a conversar con un Gobierno que ha dicho de la forma más clara que no está ofreciendo nada. El Facho del Triste Peinado les dijo a Giorgo Jackson y Camila Vallejo en Inteligencia Cero que “no se puede pretender que se llegue a la mesa para firmar el acta de rendición”, pero cuesta interpretar estos acontecimientos como otra cosa que un sí se puede.

No pienso entrar en la temática de la vendida o la traición, porque no importa. La traición es un acto doloso, que sólo se puede hacer con la intención de hacerlo, y no estoy ni ahí con psicoanalizar a Giorgio Jackson y Camila Vallejo. Esta huevada se la dejo de buen gusto a los historiadores masoquistas del futuro. Hoy por hoy, lo único que importa es la cuestión táctica: si le sirve o no al movimiento. Si uno actúa con ánimo de traicionar, pero termina ayudando al que se pretendía traicionar, no se ha hecho daño. Por contrario, si uno actúa sin ánimo de traicionar, si actúa inclusive con las mejores intenciones del mundo, y con tales intenciones la caga, no importan las intenciones – el daño no deja de ser daño porque su autor es incompetente en vez de chueco.

En ambos casos, la conclusión táctica es la misma: Hay que actuar para mitigar o eliminar el daño que se haya hecho.

Acá se trata de un daño muy claro, pero que no sería de difícil mitigación. El daño consiste en hacerle un favor enorme al Gobierno sin recibir nada a cambio. El problema principal del Gobierno de los 22% es que sea un gobierno de los 22%, y que todo el mundo lo sepa. O sea que carece totalmente de legitimidad democrática, y se enfrenta a un movimiento que cuenta con el respaldo – ya sea moral o activo – del 80% de los chilenos. Es por eso que está intentando parecer dispuesto a dialogar, aunque ha quedado clarito que no está dispuesto a deponer su actitud intransigente. Quiere que la gente piense que está dispuesto a escuchar y a negociar, lo que le brindará una cuantía de legitimidad que en estos momentos, le hace harta falta.

La legitimidad le hace tanta falta al Gobierno, que el ministro Bulnes tuvo que acercarse a los secundarios para distanciarse de la actitud más descaradamente facha del alcalde apinochado de Providencia, aunque lo más probable es que Bulnes le envidie la confianza que tiene de poder dictarle condiciones al movimiento. Este gobierno tan facho y antipopular (en todos los sentidos de la palabra) sabe claramente que no saca nada del obstruccionismo abierto, y aun menos de la repre.

Es casi axiomático que en las negociaciones, la primera parte que vuelva a la mesa después de un no es la más débil, porque es la que más miedo tiene de que no prospere el parlamento. En este caso, el Gobierno volvió al tiro a la mesa tras la negativa de la CONFECH a parlamentar sin garantías. En realidad, el Gobierno lleva un buen rato sin alejarse de la mesa. También es obvio el cómo la parte más fuerte debe reaccionar: Esperando nomás, fortaleciendo la propia posición mientras la otra parte se va acercando a un infarto cardíaco. La parte fuerte no tiene nada que ganar – y tiene muchísimo que perder – si reanuda las negociaciones en un caso semejante.

En este caso la parte fuerte no sólo volvió a la mesa sin el menor motivo para hacerlo, sino que ha venido transando y marginando demandas fundamentales sólo para entrar a negociar con la parte débil. Sean cuales sean los motivos, des

 

de el punto de vista de la táctica se trata de una decisión injustificable.

El historiador Gabri

 

el Salazar dijo hace un par de días en una entrevista que: «Si la crisis se resuelve -por ejemplo- con una negociación donde Piñera cede un 40%, el movimiento otro 40%, el modelo neoliberal seguirá intacto.” Acierta aun más en las circunstancias actuales, donde los dirigentes de la CONFECH han cedido un 40% sólo para entrar a negociar con un Gobierno que ni ha cedido un 1%.

 


Los dirigentes gremiales no tienen ninguna atribución inherente para estar representando a los integrantes de un
movimiento de alcance social. No tienen derecho divino ni mandato del cielo para constituirse en representantes – cualquiera legitimación activa que tengan deriva de la voluntad del movimiento. Asimismo, los movimientos sociales no tienen ni la más mínima obligación de dejarse representar por unos dirigentes que carecen o de representatividad o de capacidad para representarlos, o de ambas cosas. Los movimientos los hacen las bases, y son ellas quienes tienen el derecho de decidir quiénes los representen, y qué rumbo seguir.