Chile, va quedando uno menos

Chile, va quedando uno menos
Chile, va quedando uno menos
Chile, va quedando uno menos
Chile, va quedando uno menos

Porque el cielo es más lindo cuando llega un día así,
y si has visto la tele, puede ser que ya cachís
por qué andan tan contentos de Punta Arenas a Visviri:
Es que hubo una noticia…¡Pato Aylwin se murió!

Porque morirse viejo y libre es el sueldo del traidor,
porque se nos fue dejando su legao ‘e represión,
porque muriéndose la perra, esta leva se quedó,
por tanto robo, tanta muerte…¡menos mal que se murió!

CORO:

¡Pato Aylwin se murió! (oho)
¡Caleta se demoró!
¡Pato Aylwin se murió! (oho)
¡Lo celebro sin temor!
¡Pato Aylwin se murió! (oho)
¡Mejor tarde que jamás!
¡Pato Aylwin se murió! (oho)
¡El culiao se va a callar!

No vengái con falso duelo, si mataba sin piedad
si en la medí’a ‘e lo posible, fue dejando la cagá,
ni vengái con democracia – la dictadura aún está,
y estando así la cosas…¡menos mal que se murió!

(CORO)

Chile, va quedando uno menos
Chile, va quedando uno menos
Chile, va quedando uno menos
Chile, va quedando uno menos

We are neoliberal fuckers

Digo mea culpa
Escondo mis boletas
Mis ministros ya no sirven
Los tendré que echar

Ex-presidentes farsantes
Mentiras descaradas
Entrevistas asépticas
Hechas pa la farándula

Toy muy triste porque nadie me compra
Que no estoy metida en ninguna huevá
No soy la más fresca soy podrida y se nota
recién egresada del microondas comunicacional

No hay Concertación, somos Nueva Mayoría
El nombre lo cambiamos, lo demás sigue igual.
No importa tu voto, porque siempre salimos
Marchando por el camino que enseñara Guzmán.

Lagos, ¡ya salga de su cripta!

We are neoliberal fuckers
On est hosties néolibéraux

No nos acompleja que nos digan vendidos
que aquí lo que gana es la mejor colusión;
pal confort no hay remedio
pues sabís que es el medio
en que escribiremos la nueva constitución.

Porque la democracia es el medio chiste:
Del golpe y el GOPE hay que aprovechar.
¿El Estado de Derecho? Hueón, ¿aónde la viste?
Mentir y reprimir te da mejor gobernar.
¡Burgos! ¡Ya sal del microondas!
We are neoliberal fuckers.
On est hosties néoliberaux.

Neoliberal fuckers,
Neoliberal wankers
Con millones en facturas falsificás
Nos sale perfecto
Siempre nos functiona
Porque somos la clase
Que a la cana no se va

Ni por asesinato

Arauco tiene una pena (versión camionera)

Arauco tiene una pena,
que no la puedo callar,
la sufren los camioneros
que al mapuche quieren culpar.
Es que a veces el montaje
no se puede ocultar
cuando se quema el camión.

Tanta plata por bencina.
Le duele la mano quemá.
Es que el pobre del camionero
de mechas no sabe ná.
Y la plata del seguro
tarda meses en llegar
¡Ascúrrete, hocicón!

Arauco tiene una pena,
La dura, es para llorar,
Ese olor a bencina
no siempre se puede quitar.
Las empresas de seguros
no se dejan estafar,
cuando se quema el camión.

Pasan por la Alameda
varios camiones pesaos.
Ya no basta con montajes,
se las dan de levantaos.
Pasan frente a La Moneda
en busca de un arreglín,
¡Levántate Vilarín!

Arauco tiene una pena,
y es la discriminación,
que sufren los camioneros
en su manifestación.
Ni guanacos, ni balazos,
ni torturas se les da.
Es brígida la weá.

Mientras tanto en el Wallmapu
el paco balea al azar,
y en el bosque nativo
la zorra es la más quedá.
¿Pero qué le importa esto
al camionero indignao?
¡Ya cállate, aweonao!

Tremenda es la cagada

Melodía

(CORO) Primero el Estado,
y el sector particular
y para rematarla hasta el informal
a palos me cagaron
hasta no más poder,
sólo falta una ONG que me venga a joder.

(CORO II) A veces esta vida
se encuentra armada
a suma perfección
para una volá de raja.
No me digas «negativa» por constatar
Tremenda es la cagada.
Ya para e huevear.

Yo fui al aeropuerto pa salir del país,
Intento que fue frustrado por la PDI
«Es que no tenís derecho a quedarte aquí,
Por eso yo tampoco te dejaré salir.

CORO II

«Hay que ir al Ministerio pa pagar una multa
Que incluso en Chile hay cosas que no se indultan».
Pal que manda a reprimir nunca habrá sanción,
porque el cuco se especializa en el pobre hueón.

CORO

Y te vai al Ministerio y ahí esperas
más que el coronel que no tenía quien le escribiera.
Resulta que 40 lucas te van a cobrar,
junto con el nuevo vuelo plata no te va a sobrar.

CORO II

Medio día te ha llevado este trámite absurdo
Cuarenta lucas más siete (porque al banco le gusta el lucro),
Y luego en el aeropuerto un señor insiste
que el vuelo tan caro que pagaste no existe.

CORO

Esa noche Buenos Aires te ve aterrizando
en otro aeropuerto que donde tu equipaje está esperando.
Al día siguiente esa también está resuelta,
costándote 800 (de ida y vuelta).

CORO II

En ropa limpia en el hotel pensái «Se acabó la hueá».
Empezái a creer incluso que ya no viene más.
Sentís que de repente el humor se te ha mejorado
(porque la moraleja no la hai interiorizado).

CORO

Al día siguiente…
Te creís llegada al final de este episodio
donde más veces que la cresta te ha tocao el colmo.
Te tomái un cafecito leyendo tu tablet,
sin ver al hueoncito que viene a huachipetearte.

CORO II

Y es que al pobre hueón que piensa «Ya pasó lo peor»
se le viene otro capítulo de inolvidable hedor.
Al siguiente conchesumare que me diga «Piensa positivo»
le pegaré una patá «No te sirvió mucho a ti po»

CORO

Y si hay en esta historia un final feliz
Está preso o fondeado y lejos de aquí.

La carta (del choclo)

Me mandaron un carta
por el correo temprano,
y en esa carta me dicen
que a mi yerno han allanado,
y todas sus boletitas
mulas se las han llevado, sí.

La carta dice el motivo,
de semejante procedimiento:
haber estafado al fisco y
coimeado a medio parlamento.
Si acaso eso es un delito,
preso también voy, Sargento, sí.

Yo que estoy de vacaciones,
me encuentro preocupado
¿qué pasa si en mi banco
ya me tienen sapeado?
Se supone que aquí en Chile
se respeta al empresariado, sí.

Así es que se cuestiona
y se lleva hasta el quiebre,
la democracia fundada,
un día 12 de septiembre.
Más valdría irme a Londres
y quedarme hasta noviembre, sí.

¿Habrase visto insolencia
barbárie y alevosía
de procesar a pitutos?
¡Me cago en la fiscalía!
Si tengo un defensor
que vale dos palos al día, sí.

La carta que he recibido,
me pide declaración –
declaro que es muy triste
semejante situación.
Si la cana no es pal rico,
sino pal pobre weón, sí.

Por suerte tengo la tele,
mi radio y mi diario,
haré mierda al fiscal
que se encarga del sumario.
Seguro que es anarquista
y antinuevamayoritario, sí.

Traducción al castellano de la carta de despedida del secuestrado guantanamero suicidado Adnan Latif

Adnan Latif
El que muera en los campos, muere asesinado.
¡NI PERDÓN NI OLVIDO!

A continuación se reproduce mi traducción al castellano de la carta del secuestrado suicidado del campo de Guantánamo, Adnan Latif, que se suicidó cuando el gobierno estadunidense había pasado 1 año negándose a cumplir el recurso de amparo otorgado por la jurisdicción de dicho país. Esta es la realidad del arquipiélago de campos de concentración y centros de tortura en plena época de «cambio» y «esperanza».

Aquí en EEUU no habrá lágrimas por Adnan Latif. No habrá velatones ni funas a los que lo llevaron él y a tantos otros secuestrados, a morir de esa manera, porque aunque la mayoría de la población detesta la tortura, aquí nadie tiene amigos torturados ni familiares torturados. Las víctimas de este arquipiélago de la muerte en vida, son puros extranjeros con nombres que la gente de acá a duras penas sabe pronunciar, de lugares que ni pueden ubicar en el mapa. Así que la tortura y la muerte de estos campos permanece una abstracción académica, una cuestión moral sin interés personal. Y de esa manera se ratifica la impunidad brindada por el estado a los verdugos y torturadores. Continuar leyendo «Traducción al castellano de la carta de despedida del secuestrado guantanamero suicidado Adnan Latif»

Sacando las cuentas: Balance interino del movimiento estudiantil

En estos momentos, donde tanta tinta se dedica a hablar del “desgaste” (según informó Ariel Zúñiga la semana pasada, incluso el Mercurio de Santiago habla de desgaste de parte de Fuerzas Especiales – ¡Enhorabuena!), y donde el Gobierno está dispuesto – mediante su comisión de beatos neoliberales – a crear hechos consumados, es hora de sacar las cuentas de la movilización estudiantil tal como se ha llevado a cabo hasta la fecha. Sólo mediante una valoración global de las decisiones estratégicas y tácticas, de los puntos fuertes y débiles tanto del movimiento como del Gobierno, se podrá tomar decisiones bien fundadas acerca del rumbo a seguir de ahora en adelante.

El movimiento: puntos fuertes

Primero, lo positivo:

 En este sentido cabe destacar la fuerza, la decisión y la autodisciplina de tantos jóvenes que han mantenido una movilización masiva durante un tiempo mucho más largo de lo que la mayoría había creído necesario. Han demostrado una valentía y una capacidad de sacrificio realmente insólitas en estos meses de lucha en que han enfrentado las mentiras y distorsiones de los medios de propaganda de la clase dominante, la intransigencia y las amenazas de un Gobierno que ni disimula su carácter plutocrático, y a la violencia y la tortura de sus fuerzas represoras, un verdadero ejército de ocupación que tantas veces ha demostrado que no conoce ley ni moral, y que está dispuesto a matar a indefensos. Con su creatividad y su combatividad, los jóvenes han brindado una fuerza nueva a las últimas palabras de Salvador Allende, quien elogiara la alegría y el espíritu de lucha de la juventud. Son éstas las calidades que a mí me convencen de la capacidad del movimiento, con su enorme respaldo popular, de aprender de su historia y superar los puntos débiles y los errores estratégicos que se han cometido.

 El movimiento: puntos débiles

 Dicho sea antes que nada, que si el movimiento no ha alcanzado ninguna conquista real hasta ahora (salvo la movilización misma, que forma la base indispensable para la conquista que sea), esto no se le puede reprochar al movimiento: Total, se trata de una institucionalidad tan aferrada al modelo capitalista neoliberal que está dispuesta a defenderlo incluso a costo de la poca legitimidad que detentaba. La lucha por cambiar este modelo, aunque sea sólo en el ámbito de la educación, siempre iba a ser una lucha tan larga como amarga.

Sin embargo, el que las debilidades y los errores que se comentarán a continuación no tengan la culpa de la falta de conquistas reales, no disminuye la importancia de reconocerlos y corregirlos.

Uno de los errores principales se ha comentado ya varias veces en estas páginas: Se ha perdido tiempo precioso dialogando con un gobierno ilegítimo que manifestara repetidas veces que no tiene la más pálida voluntad de dialogar; es más, ni siquiera está dispuesto a apretarle la correa a sus fuerzas represoras para demostrar su buena fe (que no la tiene). Este “diálogo” fue un fiasco desde un comienzo, por falta de interlocutor.

Primero, la CONFECH abrió una fisura totalmente evitable al aceptar una invitación del mandatario sin mandantes que marginara a los secundarios – el sector mayoritario del movimiento.

Segundo, se decidió adecuar las demandas – sin aprobación de parte de las bases – a la falsa propuesta del Gobierno y la voluntad de la clase política, restándole todo contenido real al concepto de gratuidad y marginando del petitorio la renacionalización de los recursos naturales, medida indispensable para financiar una reforma de verdad.

Acto seguido, la cúpula de la CONFECH presentó unas condiciones mínimas para el “diálogo”, condiciones lógicas, pero tan mínimas que ni siquiera exigieron que cualquier dialogo partiera de los conceptos del movimiento, de gozan al fin de cuentas del apoyo de la mayoría abrumadora de los chilenos.

Para colmo, se decidió aceptar el “diálogo” a pesar de la negativa del Gobierno a aceptar dichas condiciones. Al final, se tuvo que quebrar la mesa (a la iniciativa de los voceros secundarios – los demás se quedaron sentados durante otra media hora) porque el Gobierno, que desde un comienzo dejó clarísimo que no tenía nada que ofrecer y para enfatizar su mala fe incluso aumentó la repre y las amenazas al movimiento, no se quería alejar ni un centímetro de su decisión de desconocer la voluntad popular. Con esta huevada se perdió un mes.

Los motivos no importan. Ya sea por traidores o por huevones, con estas decisiones indefendibles desde el punto de vista de la táctica, los dirigentes de la CONFECH han debilitado al movimiento. Hay que sacar las consecuencias y darse cuenta que un movimiento social no tiene por qué aceptar a unos dirigentes, pese a su clara incapacidad, sólo porque se hayan constituido como el rostro mediático del movimiento.

Pero el punto que para llegar al triunfo requiere de más atención, no es un error táctico, sino una debilidad estructural. El movimiento estudiantil, por su disciplina y su decisión – y también por la manifiesta incapacidad del Gobierno reaccionario – se ha convertido en un movimiento de alcance social, que se ha ganado el respeto y el respaldo de la gran mayoría de los chilenos y de mucha gente en el extranjero; sin embargo, por tratarse de un movimiento estudiantil, tiene sus límites.

El respaldo popular que se ha ganado es mayoritariamente pasivo, un apoyo moral que se expresa en las encuestas, pero no en las calles. Eso no es un problema en sí – siempre habrá menos movilizados que pasivos, porque hay mucha gente que simplemente no puede jugarse entera, porque se podría quedar cesante, porque tiene hijos chicos que no puede dejar solos y tampoco están en la edad de poder ser llevados a una manifestación, o porque por otros motivos no se puede arriesgar. Cabe puntualizar también que el respaldo pasivo siempre es mejor que el rechazo pasivo, porque le brinda u na mayor libertad de acción a los movilizados. Pero también habrá quienes no están movilizados por falta de interés directo y personal en la cuestión estudiantil.

Se trata de gente que tiene mucho en común con los movilizados – se encuentra al lado desventajoso de la desigualdad socioeconómica, no tiene confianza en la clase política (casi nadie tiene confianza de ese montón de oportunistas), y se ve afectada por los mismos fenómenos que los movilizados (desigualdad, endeudamiento, etc.), pero que por falta de interés real y directo en la cuestión educacional, no se verá favorecida directamente aunque se cumpla íntegramente el programa del movimiento.

En pocas palabras, se trata de personas que se podrían movilizar por un programa que abordara también las injusticias que sufren ellas: una reserva latente.

Al final, la división entre “lo estudiantil” y la cuestión social como un todo es artificial. No hay diferencia fundamental entre el endeudamiento, la privatización y la desigualdad que sufre el estudiantado y aquellos sufridos por la gran mayoría de las personas ajenas a la educación. Las personas se endeudan para conseguir muchas cosas básicas – principalmente la vivienda y la asistencia médica – porque los salarios de la mayoría no alcanzan para enfrentar el costo de la vida, y porque la falta de seguridad laboral y el miedo a la cesantía (por falta de garantías sociales reales) – auspiciadas también por una institucionalidad sindical que suele preferir la falsa “paz social” a la defensa de los intereses de la clase obrera – impiden que luchen eficazmente por una vida digna.

Se encuentran rajados por el mismo modelo social, y los que sacan beneficio de su inseguridad son los mismos – y la solución también es la misma.

El “diálogo” fracasó en fin, porque los representantes del movimiento se habían equivocado de interlocutor. Estaba claro desde un comienzo que el “diálogo” iba a ser una farsa. Las únicas “mesas de diálogo” que de algo servirán, son las que se abran en el nivel de las bases, no en La Moneda ni en el Congreso Nacional, ni mucho menos en Inteligencia Cero, sino en los barrios y las poblas de Chile, siendo la finalidad de tal diálogo unir las fuerzas y ampliar el frente para acabar con el atasco actual. Un movimiento que goza del apoyo y del respeto del 80% – 90% de la población (según las encuestas y el “plebiscito”) no tendrá dificultad alguna para convocar a tal diálogo para abordar las preocupaciones populares y convertirlas en las metas de una lucha auténticamente popular y profundamente democrática.

El movimiento no tiene nada que perder – y muchísimo que ganar – de tal diálogo. Habrá quien dice que de ampliarse el frente, solo se aumentarán las defensas de la clase dirigente, porque en tal caso se estaría combatiendo el modelo entero en vez de una parte de ello.

Pero el proceder del Gobierno da la impresión de que ya se está partiendo de la premisa de que se trata de un ataque frontal al sistema entero. Será por eso que el Gobierno ni siquiera ha venido ofreciendo migajas que fueran atractivas para los sectores menos radicalizados y más privilegiados del movimiento. Desde el punto de vista de la casta dominante, conceder un 10% de su poder equivale a entregarlo entero. Una conquista popular conlleva otra, por su fuerza ejemplar. Si el estudiantado puede liberarse del modelo neoliberal en su ámbito, ¿por qué no los deudores habitacionales, los pobladores, los jubilados o los trabajadores en su conjunto? El Kissinger expresó muy bien el sentir de la clase dominante cuando declaró que si hoy se permitiera que Chile siguiera un rumbo independiente, los italianos podrían hacerlo mañana.

Como bien dijo Ariel Zúñiga en su último artículo, no se está negociando con un socio – se está luchando contra un enemigo. Y la Concerta no es menos enemiga por ser de la oposición nominal. Su respuesta a las demandas populares fue la misma – reprimir sin piedad a quienes se oponen al sistema actual o algún elemento de ello.

Hace varias semanas dijo el Facho del Triste Peinado que no se puede entrar a negociar pretendiendo que la contraparte firme el acta de rendición. Como de costumbre, el Villegas puso el mundo al revés. En una situación como la actual, no tiene sentido entrar a negociar si el acta de rendición no está en la mesa.

Aun menos sentido tiene el negociar con quien ni siquiera tiene la capacidad de cumplir con una determinada demanda. ¿Qué sentido tiene, por ejemplo, el llegar a un acuerdo con la oposición nominal en el Congreso respecto de una Ley de Presupuesto que este último no puede modificar sino in peius? El Congreso respecto de la Ley de Presupuesto sólo tiene tres alternativas: aprobarla tal cual (en tal caso el movimiento no gana nada), rechazarla (en tal caso sigue vigente el presupuesto anterior – una pérdida para el movimiento) o reducir el presupuesto (otra pérdida para el movimiento). El congreso no puede destinar más plata a la educación. Pero no es que este acuerdo no favorezca a nadie: Para el diputado demagogacristiano Ignacio Walter, con este acuerdo se abre la posibilidad de elaborar una “posición única” entre la Concerta y el movimiento.

O sea que se está gastando la energía del movimiento para desfibrilar a la Concerta bien muerta.

Los partidos políticos tienen un7% de aprobación, el Congreso Nacional tiene un 11%, y el Gobierno a duras penas tiene un 30%. Juntos tienen un poquitito más de la mitad de la aprobación popular de la que goza el movimiento. Y eso que se trata de las opiniones de los inscritos en el registro electoral. Los que se niegan a votar – un 33% en la última elección presidencial – no tendrán más confianza en el sistema que los inscritos. Es por eso que todos los actores políticos – por reaccionarios que sean – están dispuestos a pololear con el movimiento.

En fin, ¿con quién es más lógico dialogar – con unos políticos que no tienen la más mínima legitimación popular, o con la fuente misma de tal legitimación?

¿Y el Gobierno?

 

Respecto de los puntos fuertes del Gobierno, no hay mucho que decir, porque casi no los tiene, salvo los aspectos ya abordados que en realidad, no son puntos fuertes del Gobierno, sino debilidades y errores tácticos del movimiento. Los instrumentos fundamentales del Gobierno en esta lucha son, su capacidad propagandística, su capacidad de reprimir, y – como señaló Ariel Zúñiga hace unas semanas – su capacidad de instituir, o sea, de crear hechos.

Pero la capacidad propagandística depende esencialmente de la credibilidad, y a este Gobierno de mitómanos y delincuentes ya nadie le cree. La represión depende de la capacidad de incapacitar o de infundir el miedo – si, como en el caso actual, la repre no infunde miedo, sino rabia, si fortalece la voluntad popular en vez de debilitar a las fuerzas populares, y si no puede intensificar la labor represiva sin restarse a sí mismo el último residuo de legitimación y respeto, la repre no le sirve de nada. Y un gobierno que no puede reprimir con efecto, no es gobierno.

Va quedando, en consecuencia, la capacidad de instituir. Es a esta capacidad que está apostando el gobierno tanto con la Ley de Presupuesto como con su comisión de expertos con fines de lucro. Quiere poner al movimiento ante hechos consumados como hiciera la Concerta con la LGE.

Sin embargo, no se trata de una capacidad que exista independientemente. Ni un Gobierno de adeptos del barón Münchhausen es un Gobierno de magos. Tiene el Gobierno la capacidad de instituir en la medida en que se cumpla con lo instituido. Un Gobierno puede decretar lo que quiera; si nadie le hace caso, hasta el bando más fuerte del mundo a lo sumo sirve para limpiarse la raja. Aquí se ve también el vínculo estrecho que existe entre la capacidad institutiva y aquella represiva. Si no se cumple lo instituido, el Gobierno tiene que recurrir a la capacidad represiva para hacerlo cumplir. Y si la repre no provoca miedo y acato, sino rabia y desacato, es que se le ha restado la capacidad institutiva. El 11 de septiembre de 1973, el Gobierno legítimo – por gobierno y por legítimo que fuera – ya no pudo instituir nada, porque ya se le había arrebatado la capacidad de hacer cumplir por la traición de las fuerzas armadas y de repre.

Además, los gobiernos no son los únicos que detenten una capacidad institutiva. Una fuerza paralela, ya sea un movimiento social, un ejército sublevado o un pueblo organizado e independiente al restarle dicha capacidad al Gobierno, la “hereda”, siempre en la medida y dentro del ámbito de su capacidad de hacer cumplir. Si lo instituido en tales circunstancias gran parte de la población lo cumple de buen gusto, estimándolo justo y conveniente, o por haber podido protagonizar directamente el proceso deliberativo previo a la institución, y máxime si dicha parte de la población está dispuesta también a defender lo instituido de eventuales atentados en su contra, el régimen anterior puede tenerse por derrocado.

En consecuencia, el Gobierno actualmente no tiene punto fuerte que no se pueda compensar por los puntos fuertes reales y potenciales del movimiento. Por otro lado, sus puntos débiles son numerosos y de carácter potencialmente fatal.

En estas páginas he venido desarrollando críticas a veces bastante ácidas a la aparente incompetencia táctica de los dirigentes estudiantiles, pero este Gobierno ha convertido la incompetencia política en una especie de arte. Este gobierno de la excrecencia se encuentra tan aferrado al modelo educacional actual, que ni siquiera ha podido llegar a un acuerdo mínimo con unos dirigentes universitarios que han tratado de descuartizar las demandas del movimiento que dicen representar para ajustarlas al modelo vigente. Se trata de unos dirigentes que le han restado todo significado real a la noción de la gratuidad en la educación, convirtiéndola en una modificación cosmética al sistema de financiamiento compartido con subsidio a la demanda – plantean en vez de la gratuidad real mediante la supresión de los aranceles, un sistema de becas y créditos para quienes no los puedan pagar – una propuesta muy parecida a la del Gobierno. Si bajo tales circunstancias el Gobierno no puede ofrecer una solución aceptable para los emblemáticos, es que efectivamente es “el pretendiente más huevón al que le ha tocado cortejar al jotocismo.”

La huevondad de este Gobierno llega al extremo de que, cuando no se está metiendo autogoles con el movimiento, anda buscando la manera de perder los pocos amigos que le van quedando. Así el mandatario sin mandantes armó un conflicto totalmente evitable con los colectiveros; por si fuera poco, parece que ahora la ha cagado con los amigos de la Parrilla y la Máquina, principal fuente de respaldo de un Gobierno compuesta por las moscas que de larvas chicas se alimentaran con las diarreas de Pinochet, Leigh, Merino y Contreras.

Imagínense nomás qué hubiese pasado en la época de la UP si la CIA hubiese estimado conveniente traicionar al Vilarín, burlarse públicamente de la nariz del Frei y para más remate, mandarle un cheque mulo al Dunny Edwards.

¡Ojalá!

Los momios hoy en día todavía tratarían al oportunista del Pinocho de “general rojo” por haber sapeado a los altos mandos sediciosos, y al Mercurio le dirían “diariucho upeliento” por haber denunciado oportunamente a los complotantes en jefe, quienes hubieran muerto presos.

De tal corte es el Gobierno que hoy día se constituye en máximo defensor del legado pinochetista. Se manda un cagazo tras otro.

Pero la cagacidad del enemigo – ¡y de un tal se trata! – no vale un bledo de un comino de una callampa de una huevada de una huevadería que lleva seis meses en toma (tratándose por lo tanto ni siquiera de una huevada fresca) si no se aprovecha. Y hay que aprovecharse de la cagacidad de este gobierno mientras siga en La Moneda. Los ultras del pinochetismo han llamado a anular el voto, y la Concerta – que no es tan pelotuda como el Gobierno – ya se va chupando la sangre de ratas y cuyes para reanimarse.

La apertura potencial que hoy existe, no hay que tomarla por sentada. El sistema no estaba tan debilitado como hoy ni en la época de Allende, pero puede recuperarse si se le permite hacerlo. En momentos como estos, como dijo un carajo mal muerto sólo porque no murió baleado, hay que “darle guaraca hasta el final, y ¡que no se apague el incendio!”

En fin, sólo hay que actuar con conciencia de la oportunidad que se ha presentado, y entender que tales oportunidades pueden desaparecer. Si no se aprovecha ahora ¿quién sabe cuándo llegará la próxima?

Carta abierta de TPTG (Τα παιδιά της γαλαρίας)

Publicación original (en inglés)

 

Queridos compañeros,

La presente viene de Ta pedía tis galarias (TPTG) un grupo griego de comunistas antiautoritarios que publica una revista del mismo título.[i] Escribimos la presente carta en un momento decisivo para la luche de clases en Grecia, un momento en que los atentados capitalistas al proletariado griego se hacen cada vez más agudos. El gobierno griego, en estrecha colaboración con la UE/FMI acaba de anunciar un nuevo paquete de medidas de austeridad, apuntadas a nuestro sueldo directo e indirecto (despidos masivos en el sector público, rebajas de salarios y previsiones, nuevos impuestos sobre los ingresos, rebajas de pensiones, un impuesto al sufragio, nuevos impuestos sobre los inmuebles, y otros muchos…), además de las reformas generales que afectan las condiciones laborales, las pensiones y el sistema de educación superior. Ante todo esto van reapareciendo focos de resistencia tras tres meses de hibernación social.

Hemos participado activamente de muchas luchas de clase que han ocurrido en Grecia en los últimos años. A través de esas luchas nos hemos dado cuenta de que hay cuatro tareas prioritarias en la coyuntura actual:

a) Enfrentamiento con la política del dinero (o sea, el terrorismo de la crisis de la deuda recién implementado, en sí mismo expresión de una crisis capitalista más profunda).

b) Coordinación y comunicación entre proletarios que participan de las varias luchas de clase autoorganizadas,

c) Enfrentamiento con la política del estado, la policía y los medios de comunicación, que fortalecen divisiones que ya existen entre nosotros o crean divisiones nuevas, y

d) Cooperación internacional entre los que entienden que estas medidas y políticas no se limitan a un solo país.

Respecto de las últimas dos, siempre hemos tenido, y seguimos teniendo mucho interés en entender las estrategias policiales – antes, durante y después de las manifestaciones y/o disturbios que tienen lugar en todo el mundo. Desde la rebelión del diciembre de 2008, nosotros, entre cientos de miles de otros, hemos participado de varias manifestaciones, algunas de las cuales se han convertido en minidisturbios (p. ej. 5 de mayo de 2010, 15, 28 y 29 de junio de 2011) y por lo tanto hemos enfrentado la repre violenta y la política de “tolerancia cero” de fuerzas policiales armadas hasta los dientes. Debido a esa experiencia, nosotros y otros compañeros quisimos indagar en los casos de disturbios y repre policial a nivel mundial, además de las teorías actuales sobre la conducta colectiva y la psicología multitudinaria, sobre todo las teorías que abordan la temática desde la perspectiva policial, como la que pasamos a comentar a continuación, para desarrollar nuestras propias contraestrategias. A nuestro juicio, se trata de una cuestión bastante esencial, especialmente ahora que tanto la magnitud como la frecuencia de los atentados del capitalismo y nuestras luchas se han aumentado.  Necesitaremos su ayuda, pero antes que nada quisiéramos compartir con ustedes algunas informaciones que a lo mejor no conocen, para que todos sepamos dónde nos encontramos y cuáles han sido los progresos hechos por el campo enemigo.

Tras una investigación cuidadosa de la literatura internacional relevante que se encuentra en el Internet, dimos con la obra teórica de unos psicólogos sociales que colaboraban con la policía en el Reino Unido como S. Reicher, C. Stott y, ¡qué sorpresa! J. Drury.[ii] Para los que no conozcan este nombre, J. Drury – o más precisamente Dr. John Drury, como se conoce en el entorno académico (y no sólo ese entorno), es un miembro activo del grupo comunista británico Aufheben desde un comienzo.

Este descubrimiento sorpresivo nos dejó a todos con una sensación un poco incómoda y perpleja, tratando de pensar en todas las explicaciones posibles para la actitud de Drury. Conocemos al grupo Aufheben desde hace muchos años y nos interesa mucho su trabajo teórico, una parte de lo cual nos emociona mucho. Cabe decir que hace seis años fuimos cotraductores y coeditores del panfleto de Aufheben Behind the 21st Century Intifada[iii] con otros compañeros en Grecia.

Al examinar el perfil de Drury en la página web de la Universidad de Sussex dimos con cada vez más sorpresas desagradables. Allí descubrimos que Drury

“ha trabajado como asesor del Nacional Police CBRN Centre, OTAN/División de Planificación de Urgencias, Departamento de Salud, Birmingham Resilience, y el Secretariado de Contingencias Civiles,” mientras “opera un curso de desarrollo profesional permanente sobre la psicología de la gestión de grandes grupos para profesionales de la materia,” además de que “trabaja como docente del curso de la gestión policial de incidentes mayores en la Universidad de Liverpool”. [iv]

Igualmente descubrimos que Drury fue coautor de un artículo científico interesante, con el título: Knowledge-Based Public Order Policing: Principles and Practice (Mantenimiento policial del orden público basado en el conocimiento: Principios y práctica), que fue publicado en Policing: A Journal of Policy and Practice. Se trata de una revista “de alcance internacional” que «se dirige a las altas escalafones policiales, investigadores, políticos y académicos con comentarios críticos y análisis de políticas y prácticas actuales, prácticas internacionales comparadas, desarrollos jurídicos y políticos e investigación académica” y “se basa en ejemplos de buenas prácticas de todo el mundo y examina los estudios académicos actuales, analizando cómo aplicar los resultados de dichos estudios tanto en la estrategia global como en el nivel de la práctica.”[iv]

El artículo de Drury y colegas comenta “estrategias, tácticas y tecnologías» [vi] (p. 404) que “fomentan la conciliación en vez del conflicto” (p. 404) entre la policía y los grupos sociales, permitiendo “intervenciones tempranas, convenientes y calculadas antes de que un conflicto pueda llegar al nivel en el que sólo sirvan las medidas más drásticas.” (p. 412) Según ellos, su acercamiento se puede aplicar en la práctica (efectivamente se aplica, como veremos a continuación) y “transformar eficazmente las relaciones entre la policía y la muchedumbre en relaciones positivas” (p. 404),por lo tanto “puede explotar de manera ventajosa las oportunidades inherentes en los eventos multitudinarios” (p. 414), fortaleciendo las diferencias ya existentes entre los integrantes de la muchedumbre, para poder reclutar a grupos no violentos en la muchedumbre como “aliados en la represión de la violencia.” (p. 414)

LA NUEVA PSICOLOGIA DE LA CONDUCTA MULTITUDINARIA Y EL MANTENIMIENTO POLICIAL DEL ORDEN PÚBLICO BASADO EN EL CONOCIMIENTO

El mantenimiento policial del orden público basado en el conocimiento se presenta como el acercamiento actual más refinado para entender y explicar la conducta colectiva y para proponer tácticas prácticas para controlar a los grandes grupos. Rompe claramente con otras teorías sociológicas/psicológicas al plantear que el grupo, y por lo tanto su conducta, no es ni irracional ni insensata, ni tampoco inherentemente beligerante.   Según esta teoría, la conducta colectiva no sería resultado del “contagio” rápido de pensamientos/actos psicológicamente frágiles y primitivos entre los integrantes del grupo, ni se disuelve la identidad de cada integrante del grupo en el anonimato de la muchedumbre como lo afirmó la pseudociencia cruda de Le Bon. Tampoco surge como consecuencia del actuar de individuos violentos que son atraídos por las muchedumbres, según afirmó otra figura clave de la psicología multitudinaria, Allport. Ambos acercamientos tradicionales según Drury y colegas, son equivocados, y, lo que es aun más importante, peligran el mantenimiento del orden público, ya que en muchos casos crean una profecía autocumplida (o sea que los integrantes de la muchedumbre efectivamente actúan de manera violenta), echándole así gasolina al fuego. Según Drury y colegas, al percibir la conducta colectiva como resultado de una mente colectiva primitiva (el acercamiento de Le Bon del “populacho loco”) o basado en el carácter de los integrantes (la teoría “violentista” de Allport) los policías no hacen nada mejor que “ubicar la causa de la violencia totalmente adentro de la muchedumbre” y no en la “interacción entre la muchedumbre y la policía” (p. 403).

En esta interacción se enfoca su acercamiento «basado en el conocimiento”. Para investigar las dinámicas multidimensionales de esta interacción, Drury y colegas dan un paso atrás para profundizar la cuestión de la identidad individual y colectiva. Según ellos “la base conceptual fundamental que subyace tanto a la psicología multitudinaria Leboniana como sus críticas Allportianas es que las normas que controlan nuestra conducta se asocian con la identidad individual. Si en la muchedumbre se despeja la identidad individual (Le Bon) o integrantes individuales de la muchedumbre tienen una identidad defectuosa (Allport), la conducta de la muchedumbre será incontrolada y las inhibiciones normales contra la agresión le serán restadas.” (p. 405) Con todo, según ellos, 30 años de investigación sobre la identidad social “ha desarmado sistemáticamente la noción particular de la identidad que subyace a las psicologías multitudinarias clásticas. Efectivamente, según indica su nombre, la tradición de la identidad social rechaza la idea de que las personas sólo tengan una única identidad personal. Argumenta que la identidad debería concebirse más bien como sistema en el que partes distintas gobiernan nuestra conducta (o sea, son de trascendencia psicológica) en contextos diferentes. Claro está que hay momentos en que nos vemos en el marco de nuestras identidades personales: Lo que nos hace únicos como individuos y nos distingue de otros individuos. Pero en otros momentos nos vemos más bien como integrantes de un grupo (Soy británico, soy policía, soy católico, o lo que sea) y en el sentido de lo que distingue a nuestro grupo de otros grupos. O sea que nos vemos en términos de nuestras identidades sociales” (p. 405-406). Y concluyen que “en el sentido psicológico, el traslado desde la identidad personal a la identidad social es lo que posibilita la conducta colectiva” (p. 405-406).

Pero no todos los grupos son iguales. Drury y colegas distinguen entre “un grupo físico de personas (lo que denominan un “conjunto”) y un grupo psicológico. Lo primero se refiere simplemente a un grupo de personas que están copresentes, mientras esta última denominación se refiere a las personas que subjetivamente se ven como pertinentes a una categoría social común. El mismo conjunto quizá no contenga ningún grupo psicológico (…), un grupo psicológico (…), o incluso varios grupos psicológicos distintos (…). Además, los grupos psicológicos contenidos en ese mismo conjunto pueden cambiarse en función de los acontecimientos” (p. 406). Tal cambio según Drury y colegas es “más volátil y peligroso” (p. 407) en eventos de grupos grandes donde “las formas formales de discutir y ponerse de acuerdo sobre normas colectivas – y cómo aplicar esas normas a situaciones novedosas” (p. 407) están ausentes, mientras “los eventos de grupos grandes involucran por lo general, el contacto cara a cara entre grupos distintos – o un grupo contra otro (…) o – muy frecuentemente y de interés inmediato en el presente – entre los integrantes de la muchedumbre y las fuerzas policiales» (p. 407). Prosiguen, diciendo que “la relación y el equilibrio entre las agrupaciones en el seno de la muchedumbre depende de manera crítica de la interacción entre la muchedumbre y las personas ajenas a ella» (por ejemplo la policía) (p. 407). “O sea que, si la policía tienen tanto la tendencia como la capacidad de tratar a todos los integrantes de una muchedumbre como si fueran iguales, esto crearía una experiencia común entre los integrantes de la muchedumbre, que probablemente los haga formar una unidad como grupo” (p. 407).

Por lo tanto, Drury y colegas proponen tácticas policiales que no sólo impiden la unificación de los integrantes de una muchedumbre, sino por el contrario perpetúan – o mejor dicho, extienden – las divisiones que ya existen entre ellos (por ejemplo entre manifestantes violentos y no violentos) de manera que los integrantes participen activamente en la represión de sus asambleas.  En sus palabras, el objetivo NO es “perturbar la voluntad de los integrantes de la muchedumbre de contener la violencia de los que están en su medio, lo que nosotros denominamos ‘autorepresión’ (self-policing)” (p. 408), así que “sí sugerimos que este entendimiento [de los “procesos mediante los cuales se intensifica y se desintensifica la violencia” (p. 409)] puede servir de guía a la policía para actuar de maneras que puedan minimizar los conflictos y maximizar las oportunidades para instar a los integrantes a actuar ellos mismos para alcanzar tal fin.» (p. 409) Los pacos tendrán éxito “al facilitar estos [objetivos e intenciones legales que caracterizan a los manifestantes no violentos]” (p. 409) y por ende “no solamente evitarán que surja violencia de parte de tales participantes, sino también se ganarán su cooperación para tratar con la minoría de los otros. Pero esto sólo se hace posible cuando haya información que permita a la policía entender las prioridades de estos grupos y desarrollar prácticas que permitan que se alcancen los objetivos legales” (p. 409)…

DE LA TEORIA A LA PRÁCTICA

A Drury y colegas no les pagan por limitarse a participar de un debate puramente teórico. A sus lectores – entre los cuales como ya se mencionó más arriba, figuran las escalafones más altas de las fuerzas policiales, investigadores, políticos, y otros asesores académicos de los pacos – les suministran guías prácticas sobre las tácticas policiales más oportunas. A tal fin, dan dos “ejemplos prácticos del trabajo policial basado en el conocimiento”. Es importante tener en cuenta que, habiendo tratado ya los detalles prácticos, Drury y colegas piden a sus lectores tener en cuenta que su acercamiento “lo que proporciona es una manera de formular las preguntas desde las cuales se pueden desarrollar tales detalles” (p. 414), y no se trata en absoluto del “mantenimiento del orden público basado en una solución única. Los aspectos concretos siempre deben ajustarse al evento concreto (p. 414).

Los dos ejemplos mencionados son las protestas antiglobalización en Londres en el año 2001 y el campeonato europeo del fútbol del 2004. Se utiliza el primero como ejemplo de lo que hay que evitar, ya que los pacos decidieron acorralar a todos los manifestantes. O sea que no “comunicaron de manera eficiente” los motivos de su actuación a los no violentos, creando “no sólo una experiencia compartida entre los manifestantes, sino también un sentido compartido de la ilegitimidad del actuar policial”, lo que puede aumentar la posibilidad de conflictos futuros. Por lo tanto, en vez de “llevar a los integrantes pacíficos a identificarse con la policía y oponerse a las facciones violentistas” (p. 410), la policía les facilitó “su identificación con las facciones violentistas y en contra de la policía” (p. 410).  Los autores dedican varios párrafos a la descripción de lo que no funcionó (acorralamiento total, falta de una estrategia comunicacional global, etc.) antes de describir lo que habría sido la táctica represiva adecuada si los pacos hubieran seguido su “acercamiento diferenciado” (p. 410).  La táctica represiva adecuada según los autores debería incluir (además de la “inteligencia criminal”) las “nuevas tecnologías comunicativas”, “un proceso de filtrado selectivo” y la imposición de condiciones humillantes a los acorralados como “quitarles ropa que impide la identificación individual, el abandono de pancartas, botellas y otros objetos que podrían ser usados como armas”…  De hecho parece que sus notas críticas han sido bastante convincentes, así que fanfarronean que sus consejos “han sido adoptados por la Policía Metropolitana (de Londres), y nos han dicho en comunicaciones personales que han sido aplicados en varias ocasiones con bastante efecto” (p. 412)…

Al contrario de las protestas antiglobalización de 2001, el campeonato europeo del 2004, en que dos de los autores fueron activamente involucrados en cooperación con las autoridades locales (p. ej. La Policía Portuguesa de Seguridad Pública) se menciona como modelo de lo que debería ser la estrategia policial y cómo los pacos deberían actual bajo circunstancias exigentes de ese género. Según el artículo, cuatro “niveles de intervención policial fueron desarrollados para crear una relación cercana y positiva con los integrantes del grupo, pero también para detectar indicaciones de un desorden incipiente. (p. 412). Con otras palabras, se siguió una estrategia de represión graduada. El primer nivel de intervención policial lo llevaron a cabo “agentes uniformados que trabajaban en parejas y se distribuyeron uniformemente por toda la muchedumbre en la ubicación geográfica relevante – en vez de permanecer meramente al margen.  Su función principal fue establecer una presencia policial que posibilitara acciones ulteriores. Los agentes fueron entrenados especialmente para comportarse de manera amistosa, abierta y accesible.  Se relacionarían con los integrantes de la muchedumbre y apoyarían en lo general la meta de Euro 2004 de ser el “carnaval del fútbol”. Al mismo tiempo, la presencia (y aceptación) de estos agentes en la muchedumbre les permitió encontrar señales de tensión y conflictos incipientes (como por ejemplo abusos verbales a fans del otro equipo). Por lo tanto pudieron reaccionar rápidamente a incidentes menores de desorden emergente y asegurarse de que su actuar se dirigiría sólo en contra de los individuos que realmente se comportaban de manera revoltosa sin impactar a los otros integrantes del grupo» (p. 412). Además del hincapié que se hace en las detenciones preventivas selectivas, “donde el desorden persistía o se intensificaba, la intervención policial subió al nivel 2.  En este nivel se acercaron grupos mayores de agentes, siempre en sus uniformes normales. Su función fue comunicarse con los fans de manera no polémica, reafirmar normas compartidas respecto de los límites de la conducta aceptable y destacar los casos de incumplimiento de dichas normas y las consecuencias de tal incumplimiento. Si esta medida no tuviera éxito, la intervención subiría al nivel 3. Los agentes se pondrían equipo protectivo y sacarían sus bastones, siempre buscando concentrar sus acciones en la forma más precisa posible. Si esta medida todavía fuera insuficiente, las fuerzas especiales de la PSP, el Corpo de Intervenção, estaban listas con equipo protectivo completo y guanacos para subir al nivel táctico Nº 4” (p. 413).

LA SOCIOLOGÍA DOMINANTE Y LOS PSICÓLOGOS SOCIALES DE LA DESVIACIÓN

Una excusa que ocupan comúnmente los académicos que colaboran con el Estado y sus diversos mecanismos represores es que su labor sería de valor puramente teórico. Al parecer, aquí no es el caso, ya que los autores estiman necesario respaldar sus principios teóricos con pruebas fuertes obtenidas de estudios de campo, presentando a la vez el resultado práctico de la implementación de sus guiones «en todas las zonas (de Portugal) que se encontraban bajo el control de la Policía de Seguridad Pública (que cubre todas las grandes ciudades de Portugal además siete de los diez lugares en que tuvo lugar el torneo) (p. 412).

Otra excusa que se ocupa de manera descarada es que no estarían haciendo más que abogar por tácticas policiales de orden público que sean menos violentas/más democráticas. Pero eso aquí tampoco es del caso, ya que los autores no discrepan fundamentalmente o en base a sus puntos de vista políticos (de cualquier tipo, desde el conservadurismo, pasando por el reformismo liberal, hasta el “radicalismo”) con que las fuerzas policiales actúen con suma violencia, sino que su discrepancia es tan sólo cuestión de la táctica y las relaciones públicas.o Si Drury y colegas rechazan la violencia policial indiscriminada, no es porque favorezcan a los manifestantes anticapitalistas o a los fans del fútbol, sino porque creen sinceramente que la aplicación indiscriminada de la violencia policial les puede salir por la culata, es decir, volver a la mayoría de los integrantes de la muchedumbre, tanto activistas violentos como no violentos, en contra de los pacos. No es de sorprenderse que apoyen la presencia de fuerzas especiales en las cercanías (fuera de la vista de la muchedumbre) para el caso en que los conflictos se hagan agudos (por ejemplo en los niveles 3º y 4º de intervención policial en el campeonato europeo de 2004), mientras sugieren enfáticamente que las “acciones policiales” (término que se refiere a la brutalidad policial en su jerga académica) se apliquen de manera cuidadosa y sumamente selectiva.

Igualmente llama la atención el que escriban a 100% desde la perspectiva policial. No será por pura casualidad que Drury y colegas prefieran referirse de manera neutra a los integrantes y participantes de las muchedumbres, ni que presenten a los pacos como meras fuerzas de paz y facilitadores que permiten que los manifestantes obedientes de las leyes alcancen sus objetivos.  “El enfoque principal de las estrategias policiales en los eventos de grandes grupos debe ser el maximizar la facilitación de los objetivos de la muchedumbre” (p. 409), y por eso la policía tiene que explorar las medidas que “puedan facilitar caminos alternativos para alcanzar los objetivos legítimos” (p. 410). Teniendo presente todo lo anterior, ¿acaso a alguien le sorprende el que Drury y colegas “(utilicen) el término ‘mantenimiento del orden público’ justamente porque (asocien) las muchedumbres con los desórdenes públicos” (p. 403)?

Es obvio que Drury y colegas ya tomaron partido en la guerra de clases hace rato, y que su deseo de superar “conflictos aparentemente insolubles entre la policía y otros grupos alienados (no violentistas) en nuestra sociedad» (p. 414) claramente tiene por objetivo la pacificación de las luchas de clase. Esto lo evidencian también los ejemplos que presentan: “En la medida que las relaciones entre las fuerzas policiales y las muchedumbres sean emblemáticas de relaciones entre los grupos más amplios de que provienen los integrantes de la muchedumbre (por ejemplo, casos como los disturbios de Brixton y Toxteth dieron la impresión de cristalizar las relaciones negativas entre la policía y la población negra en Gran Bretaña), las intervenciones policiales podrán tener un efecto profundamente positivo en la labor policial en general” (p. 404, negrita nuestra).

Su perspectiva policial se pone en evidencia igualmente por el hecho de que los autores no vean ningún otro determinante que pueda servir de lazo entre los integrantes de la muchedumbre, superando las diferencias preexistentes, que las dinámicas internas del grupo, o sea las dinámicas entre los integrantes del grupo y los “forasteros” (la policía). Para ellos, los integrantes de la muchedumbre se encuentran allá por pura casualidad, careciendo su presencia casi totalmente de contexto social, un subgrupo social en medio de un vacío social. Es interesante mencionar el ejemplo que usan sobre los pasajeros del tren (p. 406)… ¡Qué metáfora más apropiada para su modo de percibir la sociedad! Drury y colegas ignoran adrede el hecho de que, aunque puedan existir divisiones entre los manifestantes respecto de ciertos aspectos, según sus puntos de vista políticos distintos o los medios que estén dispuestos a emplear, también pueden ser unidos en contra de reformas neoliberales concretas, impuestos al sufragio, el capitalismo, y eso desde mucho antes de que tal unidad se vea consolidada por las tácticas indiscriminadas de la policía. Los académicos también están muy inclinados a presentar a los varios grupos subculturales (p. ej. violentistas) de una manera bastante unidimensional, percibiéndose sus conflictos con los “forasteros” como hechos aislados, limitados y “antisociales”. Visto todo lo anterior, parece que Drury y colegas se ubican muy cerca de la pseudociencia naturalista de Le Bon que dicen rechazar.

¿A QUÉ VIENE TODO ESTO?

Este tipo de investigación y desarrollo de modelos evidentemente, es de importancia clave para la policía y otros mecanismos del estado, sobre todo tras el brote reciente de disturbios urbanos en el Reino Unido. No es de sorprenderse que un nuevo proyecto gigantesco de investigación de campo, que lleva el título Reading the Riots [vii] ha sido anunciado con el respaldo del diario británico The Guardian, la London School of Economics y el Ministerio de Justicia, unas pocas semanas después de la rebelión. El proyecto Reading the Riots se basará en entrevistas con más de 1.000 participantes de los disturbios que ya han sido detenidos y comparecido ante los tribunales – un método investigativo que de paso, Drury y colegas ocupan muy a menudo – y en un examen de más de 2,5 millones de tuits relacionados con los disturbios. Suponemos que uds. ya han seguido atentamente estos intentos contrarrevolucionarios de fortalecer el orden público en los barrios proletarios y que han examinado los nuevos métodos ya aplicados por la policía británica para reprimir eficazmente todo levantamiento social en el futuro.[viii]

En nuestra parte del mundo también hemos experimentado la implementación de tácticas policiales parecidas a las promocionadas por Drury y colegas en su artículo. Un par de ejemplos: Miembros de los sindicatos policiales han intentado acercarse a algunos de los manifestantes no violentos del “movimiento de las asambleas populares” para que se diera lectura a una proclama de dicho sindicato durante la asamblea general diaria en la Plaza Sintagma el junio pasado, intento este que por suerte encontró la desaprobación general de parte de los manifestantes. Además, la policía y los medios de comunicación han tratado repetidas veces, de intensificar divisiones existentes entre los manifestantes violentos y no violentos mediante el uso continuo de la propaganda de los “cuculofori” [ix] o los agentes provocadores para desprestigiar a los sectores más violentos del proletariado.  Desde el mismo comienzo de este movimiento, grupúsculos de izquierda han tratado de impedir cualquier enfrentamiento violento con la policía, y en algunos casos lo siguieron intentado incluso durante los disturbios, mientras los partidos de izquierda han soltado denuncias crudas contra los proletarios violentos, alimentando así la histeria provocadorológica oficial [x]

Se sabe que la policía griega (ELAS) y la Policía de Investigaciones británica (Scotland Yard, incluyendo también las fuerzas especiales) llevan ya varios años colaborando en distintos niveles, ofreciendo este último sobre todo entrenamiento, asesoría, apoyo técnico e incluso personal. La detención de miembros del grupo armado nacionalista de izquierda 17 de noviembre hace casi 10 años, que se basó en entrevistas con varios izquierdistas, o el secuestro e interrogatorio ilegales a 7 inmigrantes (en su mayoría paquistaníes) pocos días después del atentado terrorista en Londres en 2005 son unos pocos ejemplos del resultado de tal colaboración, que incluye también eventos como los Juegos Olímpicos del 2004 o las guías sobre cuestiones de extranjería y control fronterizo. Recientemente unos seminarios dirigidos a los escalafones altos de la policía griega fueron organizados por Scotland Yard.  Solo podemos adivinar lo que fue analizado durante esos seminarios. Según algunos artículos en la prensa, con todo, parece que se comentaron también las tácticas para reprimir a los “indignados”. Por lo tanto es muy probable que se les presentara a los pacos griegos unas teorías y guías practicas parecidas a las elaboradas por Drury y colegas.

En todo caso, quisiéramos instar a los internacionalistas y antiautoritarios británicos a llevar a cabo una contrainvestigación proletaria más rigurosa. Tal investigación podrá incluir (pero no debe limitarse a) lo siguiente: Artículos de la prensa, proyectos de investigación para asesorar a los pacos (sobre todo los de las facultades de sociología/psicología etc.), blogs y páginas web policiales y/o la literatura abundante sobre el control de grandes grupos, para nombrar tan sólo unas cuantas medidas obvias. De esta manera esperamos que en el entorno internacionalista se pueda descubrir, difundir y comentar datos (p. ej. artículos científicos, guías policiales, informes u otros detalles sobre seminarios policiales, proyectos de investigación de campo, entrevistas por sociólogos a activistas, etc.) relacionados con la psicología multitudinaria basada en el conocimiento y las estrategias policiales modernas que los pacos emplean en nuestra contra para poder desarrollar nuestras propias contraestrategias. Hay que grabar testimonios personales acerca de la implementación de tales estrategias policiales en manifestaciones o disturbios para difundirlos y comentarlos entre nosotros. Los intentos de parte de diversos sociólogos para acceder a nuestro entorno para entrevistar a activistas deben encontrar el rechazo más firme, por no decir otra cosa.[xi]. Todos sabemos perfectamente que lo que buscan es entendernos, entender nuestras comunidades temporales de lucha, nuestros pensamientos, nuestra forma de organizarnos en contra de este mundo de capital en vías de descomposición y sus espectáculos para utilizar esos conocimientos preciosos en nuestra contra para hacer añicos nuestra unidad. ¡Nuestra respuesta debe ser igualmente colectiva y basada en el conocimiento!

 

Un abrazo solidario,

TPTG

6/10/2011

PS: Esta carta ha sido publicada en ingles en Libcom, Infoshop, Revleft, Anarkismo, Anarchistnews, UK Indymedia y Athens Indymedia.

PS2: El artículo de la revista Policing se encuentra bajo este enlace: http://www.liv.ac.uk/Psychology/cpd/Reicher_et_al_%282007%29.pdf

 

[i] A los que no hayan leído ninguno de nuestros textos en inglés los invitamos a visitar los siguientes enlaces: http://www.tapaidiatisgalarias.org/?page_ido105 y www.libcom.org/tptg

[ii] Nos referiremos a esta pandilla científica como “Drury y colegas” en lo siguiente.

[iii] Véase: http://libcom.org/library/aufheben-behind-the-twenty-first-century-intifada-treason-pamphlet

[iv] Véase: http://www.sussex.ac.uk/profiles/92858

[v] Véase la página oficial: http://www.oxfordjournals.org/our_journals/policing/about.html

[vi] Toda cita seguida por un número de página deriva del artículo mencionado, que se encuentra adjunto a la presente carta abierta para iniciar un debate más riguroso.

[vii] Véase por ejemplo: http://www.guardian.co.uk/uk/2011/sep/05/reading-riots-study-guardian-lse

[viii]. Por supuesto no nos limitamos a afirmar simple e ingenuamente que de ahora en adelante, la policía reestructurará su estrategia para basarse solamente en las guías de Drury y colegas. La táctica policial siempre ha sido bien diversa, desde Divide et impera y el dogma de la “táctica graduada” hasta la “tolerancia cero” y el uso indiscriminado de la fuerza brutal según el equilibrio de poderes que exista en un momento determinado.

[ix]. Este término se refiere a los que van encapuchados en los choques violentos con los pacos para ocultar sus caras y evitar detenciones.

[x]. Para una primera descripción de los eventos véase nuestro Preliminary notes towards an account of the «movement of popular assemblies» que se puede descargar en: http://www.tapaidiatisgalarias.org/?page_ido105

[xi] Véase: http://www.guardian.co.uk/uk/2011/sep/07/england-riots-researchers-wanted

http://www.tptg.gr